Experencias en segunda persona

Hermana | 13.06.2012

Es bien sabido que la adicción (de cualquier tipo de droga) vivida en primera persona es dura, pero tampoco hay que despreciar los estragos que hace ésta en los testigos de la misma.

Mi hermano lleva ya, si no me falla la memoria, un par de años metido en drogas. Poco me consuela que no se trate de cocaína o heroína o alguna droga de diseño, ya que los efectos de la adicción a un alucinógeno están ahí.
Todo empezó con un amigo de un amigo, que terminó siendo amigo (y camello). Como todo, supongo, empezó siendo eventualmente, un "toma prueba" o un "a este invito yo". No puedo culparle ya que después de bastantes años bajo la férrea mano protectora de nuestra madre, él lo único que quería era hacerse mayor y deshinibirse un poco.
El primer año a penas hubo efectos más papables, ya que supongo (digo supongo siempre porque desde entonces poco sé a ciencia cierta de la vida de mi hermano ya que siempre anda con ocultismos y nunca quiere mostrarse cómo es) que controlaba un poco más.
El segundo año empezó a notarse, en el carácter arisco; nunca quería estar en familia y poco a poco sin darse cuenta fue construyendo un muro al rededor de "su vida". Sólo quería fumar porros y estar con sus amigos tocando la guitarra. Aquel mundo le hacía feliz.

No es agradable verle el rostro demacrado a tu hermano. Que a cualquier comentario se sienta ofendido y tenga una actitud borde. Que se encierre en su cuarto con la música a todo volumen y por la rendija de debajo de la puerta salga un fuerte olor a maría.

Siento nostalgia y tristeza al recordar a mi hermano hace algunos años. Él era un chico alegre, bonachón y abierto con todo el mundo. Ser consciente en todo momento de esta desastrosa evolución y en lo que podría acabar es doloroso.

Cuando consumes drogas no sólo tú eres el afectado. En la gente que te rodea también repercute.

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